Después de leer este fenomenal artículo de @maldaz no me he quitado el ejemplo del cerrajero de la cabeza. El post entero es de lectura totalmente recomendable pero elijo este fragmento para seguir comentando.
«Cuenta que había un cerrajero novato que en sus primeros servicios iba a abrirle a puerta a la gente y, como no sabía usar bien las herramientas, se pasaba una hora luchando con la puerta y casi siempre rompía la cerradura. Al terminar, tenía que cobrarle a la persona por el tiempo y la cerradura rota, y la gente le pagaba encantada y además le daba propina. Cuando fue pasando el tiempo, fue dominando las herramientas y, al llegar a casa de la gente, en dos minutos abría la puerta sin romper la cerradura, con lo que el precio era sustancialmente menor para el cliente. Sin embargo, la gente le pagaba a regañadientes y no le daban propina.
¿Por qué la gente prefería pagar más por un servicio deficiente? Porque calculamos el coste de lo que valen las cosas mediante un mecanismo psicológico llamado «fairness» (justicia), que no se basa en la calidad del servicio o en el placer que obtenemos comprando algo, sino en nuestra percepción de cuánto esfuerzo ha supuesto hacerlo y los costes percibidos. Es decir, nos cuesta pagar por la experiencia, el talento y los conocimientos de alguien si no percibimos el esfuerzo que hay detrás (sea en tiempo o en costes).»
Otro extracto: «Este es probablemente también el origen de la percepción de la vieja escuela de que cuanto más tiempo estás calentando asiento en la oficina, más mereces que te paguen y más productivo parece que eres.»
Por lo tanto, nos encontramos dentro de un sector como son el Marketing y la Comunicación, intensivos en conocimiento y que actuamos en España, país que en cultura laboral apuesta por cuanto más horas y más duro sea el trabajo mejor… Súbitamente nos planteamos si debemos hacer primero las maletas o buscar otro tipo de oficio. Lo que pasa es que a algunos nos gusta este tipo de actividad y también nos gusta el ecosistema en el que vivimos, así que la solución pasa por mostrar un valor diferencial, que si sea percibido por nuestro público objetivo. ¿Cómo conseguirlo? Sigue leyendo Vencer al «fairness»