Diferencias entre la vida real y la virtual

Desde hace un tiempo el concepto marketiniano de «Reputación Online«, está muy presente como un elemento clave en la estrategia de comunicación. Hay un cierto miedo, a que la reputación caiga velozmente debido a la potencia de difusión de un canal como internet. Se supone que es sencillo para alguien opinar en foros, criticar acertadamente o desprestigiar por sistema una empresa, una marca o una persona. Existe la sensación de que las marcas están todavía más expuestas en el terreno virtual. En mi opinión, el rumor, la crítica, el bulo existía antes de que tuviéramos acceso a las medios modernos con los que hoy nos comunicamos.

Internet lleva ya los suficientes años con nosotros para haber pasado por diferentes etapas. En todos estos años, hemos ido aprendiendo a sacar partido de los recursos que nos ofrece. Hemos hecho búsquedas de todo tipo para resolver las dudas que nos asaltaban (gracias a Google por existir). Compramos cualquier artículo en cualquier lugar del mundo, incluso regateamos (Ebay). Buscamos trabajo o lo contratamos (portales de empleo como Infojobs). Planificamos nuestros viajes mirando siempre que referencias y recomendaciones nos da la red. Entregamos momentos, fotos, vídeos, opiniones, etc. Una cantidad de información, impensable hace poco tiempo.

Ahora compartimos con el resto de la red quienes somos, que hacemos, que nos gusta, con quien nos gusta estar… Y esto supone un cambio de enfoque notable. 

La separación entre nuestra actividad virtual y la real, antes estaba mucho más marcada. Me atrevería a decir que actualmente, esa línea es difusa.

Y es que hoy en día nos encontramos en una fase más adulta. En la que nos presentamos en internet, como somos realmente, olvidando la época de usar nombres inventados y personalidades dudosamente creíbles.

Actualmente buscamos la autenticidad, a la persona o las personas que hay detrás de lo virtual, y una consecuencia positiva es que somos más tolerantes con la no perfección de lo humano. Entendemos y comprendemos los posibles errores y aceptamos mejor las disculpas. La empatía gana en importancia.

Por tanto, vemos que existe una fusión de los dos mundos anteriormente separados. Lo físico y lo virtual están unidos. Este hecho, influye en la comunicación de las organizaciones de cualquier tamaño, que no pueden permitirse dar un mensaje equivocado de quienes son. La sociedad demanda transparencia, cercanía, diálogo y las entidades que no sepan entenderlo, estarán alejándose de su público objetivo.

Trabajar en una comunicación coherente, para que seamos reconocibles, fiables y respetables no es una opción, el que no lo haga toma el riesgo de quedarse solo, y estamos en un mundo, sin ningún género de duda, cada día más social.

Diego Díaz Martín

@dinetlife

@netlifepro