¿Podríamos vivir sin compartir experiencias?
La fatiga social fue un concepto sobre el que hablamos en este blog hace ya unos meses. La velocidad con la que las personas hemos incluido las redes sociales en nuestras vidas ha multiplicado las posibilidades de recibir impactos de información diaria.
Como todos sabemos, esos impactos de información, llegan desde muchas fuentes y con niveles de interés diferente. Una cantidad de oferta infinita contra lo más probable una demanda reducida. Digo lo más probable, porque seguro que hay casos que quieren siempre más. Se les conoce como adicto, freak o socialholic 😉 .
Volviendo al asunto central, recogemos diariamente muchos datos; actualizaciones de estado, tweets, fotografías, localizaciones, opiniones, ofertas, planes de ocio, conversaciones de grupo, feeds de blogs, etc. Y lo que queremos es filtrar esta información, para obtener lo que valoramos como interesante.
En muchas plataformas hay mecanismos para ayudarnos a escoger lo que queremos recibir, listas en Twitter, opciones de publicaciones en Facebook, además del propio algoritmo en esta última, que ayuda a presentar la información según tus gustos, etc.
¿Y las empresas que pueden hacer para combatir este desgaste social?
No hay libro de instrucciones, ni fórmulas que pueden aplicarse matemáticamente. Todo vendrá definido por nuestro segmento de consumidores o comunidad, y claro está, por la capacidad de escucha activa que tengamos ante las necesidades de estos. Estudiar al mercado, parte esencial del marketing, es hoy un trabajo más sencillo al disponer de tantos datos de «libre acceso» en redes. Es ahí, donde el escuchar primero para responder adecuadamente, puede dar el éxito ante un consumidor desgastado por tanta socialización.
Por otro lado sabemos que la saturación que se está sufriendo hoy, no solo proviene de las empresas o marcas, como ya hemos comentado. Parece imposible que en una plaza pública como son las redes sociales de libre acceso, se acaben respetando las reglas de «netiqueta».
Volvamos a la pregunta inicial: ¿Podríamos vivir sin compartir experiencias?