«Es mejor ser dueño de tus silencios que esclavo de tus palabras» William Shakespeare
La sobreexposición de las opiniones, actuaciones y comportamientos es mayor que en cualquier tiempo pasado. El amplificador al que todos estamos hoy conectados, internet, hace que podamos estar bajo la lupa de muchos, con poco esfuerzo.
Como todo instrumento, un buen uso de este, nos convierte en un virtuoso y un uso deficiente, quizá nos acarree algunos problemas.
Noticias como la de que un 80% de los reclutadores de RRHH, buscan información de los posibles candidatos en las redes sociales, hace que más de uno reflexione sobre lo que dicen sobre si mismos sus representaciones digitales.
Todos tenemos derecho a la intimidad, pero lo cierto, es que al compartir nuestra vida, nuestros pensamientos e ideologías en la plaza del pueblo o lo que es lo mismo en Facebook, Twitter o Google+ , deberíamos cuidar que imagen queremos que tengan de nosotros.
Aquí algunos casos famosos entre ellos el del nacional Bisbal. Otra lista en la que también incluyen al artista español Alejandro Sanz.
Pero no solo los famosos se equivocan, también las organizaciones o las marcas han cometido errores y de mejor o peor manera han conseguido salir de ellos.
Lo cierto es que la inspiración para escribir este post no ha venido de estos deslices digamos de tipo profesional sino de gente cercana, amigos, compañeros o familiares que se han visto en problemas por compartir información «clasificada».
Y es que el que está en redes sociales…
