En una situación en donde cada día la competencia nos exige aprovechar eficaz y eficientemente nuestros recursos, es temerario olvidar que es lo clave en nuestra empresa. Los clientes.
Y es que sin ellos no somos nada. Partiendo de esta premisa, una organización que pretenda sobrevivir debe orientar todos sus esfuerzos a satisfacer las necesidades de sus clientes, en su espectro más amplio (actuales, potenciales, interno). ¿Cómo lo haremos?
Pues no existe un manual a seguir, solamente podremos dar el mejor servicio si conocemos bien a nuestros grupos de interés. La generación de relaciones virtuosas son las que ponen en marcha el círculo que buscamos activar.
Los pequeños detalles marcan diferencias. Todos somos diferentes y poder dar un trato adaptado a las preferencias del consumidor, siempre ha sido un objetivo prioritario para las ciencias del marketing y la economía.
Contactar y entablar conversaciones, crear vínculos con los consumidores nunca ha sido tan accesible como hoy en día y al mismo tiempo, sigue siendo complejo lograrlo. Saber escuchar será crucial a la hora de extraer los datos necesarios que nos acerquen a nuestra meta, la de estar lo mejor informados sobre lo/s que realmente nos importa, los clientes.
Como dice el personaje de Michael Douglas, Gordon Gekko en Wall Street Money Never Sleeps «La materia prima más valiosa es la información.»
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